En la provincia económicamente desfavorecida de La Rioja, Argentina, el impacto severo de las medidas de austeridad del presidente Javier Milei se siente con fuerza. La Rioja, una de las provincias más pobres del país, se encuentra en el centro de una tormenta financiera después de que el gobierno federal recortara las transferencias mensuales de efectivo, dejando a la provincia en una profunda recesión y, eventualmente, en default.
En respuesta a esta crisis, el gobernador Ricardo Quintela, un crítico vocal de Milei, lanzó una audaz iniciativa para estabilizar la economía local: la introducción de una nueva moneda provincial, el “chacho.” Nombrada en honor a un héroe local del siglo XIX, el chacho está destinado a ser utilizado como una moneda suplementaria junto al peso argentino. La administración de Quintela ya ha distribuido alrededor de 3 millones de dólares en chachos a los empleados del gobierno como un “pago adicional” para ayudar a cubrir las necesidades básicas.
La introducción del chacho ha generado reacciones mixtas entre los residentes y negocios de la provincia. Mientras algunos lo ven como un salvavidas necesario en una economía donde el salario mensual promedio es de solo 240 dólares, otros son escépticos. Se ha instado a los comerciantes locales a aceptar el chacho, pero muchos siguen siendo cautelosos, estableciendo estrictas condiciones para su uso y optando por convertir la moneda de vuelta a pesos en las oficinas gubernamentales siempre que sea posible.
Los críticos, incluidos líderes empresariales locales, han hecho comparaciones con Venezuela, señalando que el chacho es más un parche temporal que una solución sostenible. A pesar de sus limitaciones, la moneda ha circulado rápidamente, con algunos residentes temiendo una repetición de experimentos anteriores con monedas locales que terminaron en devaluación y pérdida.
Este movimiento de Quintela puede verse como un reflejo de los desafíos económicos más amplios que enfrenta Argentina bajo la administración de Milei. Como destaca Bloomberg, aunque el chacho puede ofrecer un alivio a corto plazo, subraya los problemas sistémicos más profundos que afectan a La Rioja y, potencialmente, a otras provincias que podrían considerar medidas similares en el futuro.