El economista libertario Javier Milley asumió la presidencia de Argentina el domingo, advirtiendo en su primer discurso que no tenía más remedio que seguir un camino fiscal agudo y doloroso para solucionar la peor crisis económica del país en décadas, con una tendencia inflacionaria de alrededor del 200 por ciento.
«No hay sustituto para una enmienda impactante… no hay dinero».
Milley, de 53 años, asumió el cargo como sucesor del líder peruano Alberto Fernández, cuyo Gobierno no había podido detener los aumentos de precios.
Milley, un ex analista de televisión que fue declarado por sus resonantes discursos contra sus oponentes, China y el Papa, dijo: «El gobierno saliente nos ha dejado en el camino de la inflación excesiva… Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para evitar semejante desastre».
Aunque el discurso no contenía detalles, Milley dijo que los principales pasos incluirían un ajuste fiscal de alrededor del 5% del PIB del país a través de recortes que, según dijo, serían soportados por «el Estado, no el sector privado.»
El Plan Económico de Milley, basado en un gasto reducido, fue muy aclamado por los inversores que consideraron que podía estabilizar la economía en dificultades, pero corría el riesgo de empujar a más personas a enfrentar dificultades financieras, con más de dos quintas partes de la población que ya vivía en la pobreza.
Las reservas netas de divisas de Argentina se estiman en 10.000 millones de dólares, y la inflación anual ha alcanzado el 143% y está aumentando. La recesión del país se ha hecho inminente y los controles de capital han hecho que los tipos de cambio sean incontrolados.
En su discurso, Milley advirtió que la inflación podría ser tan alta como 15 mil por ciento al año si no se frena, prometiendo «luchar con todo el poder al que has llegado» para controlarla. También advirtió de una «bomba» de 100 mil millones de dólares.
Argentina, un importante exportador de granos, necesita renovar un programa de préstamos morosos de 44 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional, mientras que Milley necesita mejorar las relaciones con los socios comerciales China y Brasil que criticó durante su campaña.
Para reformar la situación económica, Milly decidió elegir a Luis Caputo como ministro de Economía y a Santiago Buselli como presidente del Banco Central.