En la última encuesta de analistas del banco central, la estimación de inflación de Argentina para finales de este año se revisó a la baja a 146,4%, lo que marca una importante caída de 15 puntos porcentuales con respecto al pronóstico anterior. Este ajuste sugiere una trayectoria más optimista para la asediada economía, aunque con desafíos persistentes.
Para el mes de mayo, las proyecciones de 23 consultoras y 13 instituciones financieras indican una disminución de la inflación mensual de 2,3 puntos porcentuales hasta el 5,2%. De manera similar, se espera que la inflación de junio disminuya 1,3 puntos con respecto a las estimaciones anteriores, ubicándose en el 5,5%.
Sin embargo, a pesar de estos ajustes positivos, se prevé que la tercera economía de América Latina se contraiga un 3,8% en términos reales este año, según la encuesta, lo que representa un ligero deterioro de 0,3 puntos con respecto a las previsiones anteriores.
Además, la previsión de desempleo ha aumentado 0,4 puntos porcentuales hasta el 7,4% para el primer trimestre del año, lo que refleja los actuales desafíos del mercado laboral.
A pesar de cuatro meses consecutivos de desaceleración de los aumentos mensuales de precios, la tasa de inflación anualizada sigue siendo alarmantemente alta, rondando el 300%. En respuesta, el gobierno, encabezado por el presidente libertario Javier Milei, se ha embarcado en una estricta campaña de austeridad destinada a abordar la crisis de frente.
Si bien la revisión a la baja de las previsiones de inflación ofrece un rayo de esperanza para las perspectivas económicas de Argentina, se necesitarán esfuerzos sostenidos para abordar los problemas estructurales subyacentes y lograr una estabilidad duradera.