El Banco Central de Brasil ha lanzado una intervención en los mercados de divisas, vendiendo hasta 4.000 millones de dólares en una subasta de línea de crédito en divisas, como respuesta a las crecientes preocupaciones sobre la salud fiscal del país y la desaceleración económica global. Esta es la primera subasta de este tipo desde enero de 2023, lo que subraya la creciente presión sobre el real brasileño, que ha caído casi un 16% este año, una de las peores performances entre las monedas de mercados emergentes.
La medida sigue a una serie de desafíos fiscales, con los inversores cada vez más escépticos de la capacidad del presidente Luiz Inácio Lula da Silva para equilibrar el presupuesto nacional en medio del aumento del gasto público. La política fiscal del gobierno se ha visto aún más afectada por los esfuerzos para combatir los incendios forestales, lo que llevó al ministerio de Finanzas a anunciar créditos extraordinarios que no impactarán el déficit primario, que excluye los pagos de intereses.
Aumentando las dificultades para la moneda brasileña está el reciente repunte del dólar estadounidense, exacerbado por los cambios globales del mercado tras la elección de Donald Trump. Estas presiones externas, junto con las preocupaciones fiscales internas, han contribuido a la devaluación del real.
En respuesta, el Banco Central de Brasil ha estado activo en los mercados de divisas, utilizando medidas como subastas de línea de crédito en divisas y contratos de intercambio de divisas para proporcionar liquidez. A principios de este año, el banco realizó su primera venta al contado de dólares desde 2021 y luego procedió con subastas para estabilizar el mercado.
El ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, había planeado inicialmente un presupuesto equilibrado para 2024, pero se espera que el país cierre el año con un déficit cercano a los límites de tolerancia, a pesar de la implementación de congelamientos presupuestarios. Ante estos desarrollos, el Banco Central está subiendo las tasas de interés para combatir la inflación y ajustar el riesgo país.
Según informa Bloomberg, el Banco Central de Brasil está tomando estas medidas con el objetivo de tranquilizar a los mercados sobre la estabilidad fiscal, aunque la confianza de los inversores sigue siendo frágil.