Despuès de dos años de protestas sin precedentes contra el gobierno que han sacudido a Cuba, los profundos problemas económicos y sociales que han llevado a los ciudadanos a la manifestación y desafiar el gobierno han empeorado.
La isla se está ahogando en lo que puede ser su crisis más grave desde la década de 1990, con una inflación desenfrenada, un turismo luchando por recuperación y colas interminables para obtener los alimentos, combustible y medicinas, según «los franceses».
La escasez de divisas y la disminución del valor del peso han hecho aumentar los precios y más cubanos buscan huir de la Isla.
En 11 y 12 julio de 2021, Quejas similares provocaron protestas espontáneas en docenas de ciudades y pueblos, los participantes corearon consignas «¡Libertad!» y «Tenemos hambre».
Un año despúes, el presidente Miguel Díaz-Canel prometió sacar el país de su población 11 millones de personas pronto de una situación económica «compleja», agravado por seis décadas de sanciones de los Estados Unidos y la pandemia de COVID que afectó al vital sector turístico de Cuba. Pero despúes de otro año, no ha cambiado nada.