Brasil está dando un paso significativo hacia el establecimiento de un mercado de carbono regulado tras la aprobación de un proyecto de ley clave por parte del Senado, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la conservación de los bosques. La legislación, que ahora espera más debate en la cámara baja y la firma del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, coincide con la cumbre climática COP29 en Azerbaiyán. En esta cumbre, Brasil estableció ambiciosos objetivos, comprometiéndose a reducir las emisiones en un 67% para el año 2035 en comparación con los niveles de 2005. El proyecto de ley se ha convertido en una prioridad, ya que Brasil se prepara para albergar la COP30 el próximo año en la ciudad amazónica de Belém.
Según Bloomberg, el marco propuesto para el mercado de carbono exigiría a las empresas que superen los límites de emisiones establecidos que compren créditos de entidades con menores emisiones o de proyectos enfocados en la conservación y reforestación de bosques. Este modelo alinea a Brasil con países como la UE, China, Japón y México, que ya operan mercados de carbono regulados. Los analistas ven esta iniciativa como un componente vital de la estrategia de Brasil para detener la deforestación en el Amazonas y alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050.
Vinicius Nunes, analista de BloombergNEF, destacó la presión sobre el gobierno federal de Brasil para actuar en sus compromisos ambientales. “El gobierno no quiere participar en discusiones sobre la preservación del Amazonas sin al menos tener un mercado de carbono regulado en marcha”, señaló.
El nuevo marco afectará a unas 5,000 empresas en varios sectores. Se espera que tenga el potencial de estimular la economía en hasta un 2% a través de inversiones en proyectos de compensación y eliminación de carbono, especialmente en áreas remotas. Sin embargo, la exclusión de la agricultura, que representa aproximadamente el 25% de la huella de carbono de Brasil, ha generado críticas. La agricultura sigue siendo la industria más influyente de Brasil y está a menudo vinculada con la deforestación.
Aunque Brasil ya es líder en mercados voluntarios de carbono, persisten desafíos. El lavado verde y la credibilidad de algunos proyectos han llevado recientemente a investigaciones sobre ciertos esquemas de créditos de carbono. Expertos como el profesor Carlos Sanquetta de la Universidad Federal de Paraná argumentan que un mercado de carbono bien regulado podría contrarrestar estos problemas, aunque esto depende de la estructura final de la legislación, que ha sufrido revisiones desde que se propuso por primera vez en 2015.