El impulso de México hacia el crecimiento de las energías renovables bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum está listo para remodelar el panorama energético de la nación, pero enfrenta importantes desafíos económicos. Con el país enfrentando su mayor déficit presupuestario en casi cuatro décadas, el gobierno de Sheinbaum está recurriendo al capital privado para financiar ambiciosos objetivos de energía verde. Para finales de la década, México aspira a generar el 45% de su electricidad a partir de fuentes renovables, frente al 24% en 2022, una transformación que se estima requerirá inversiones por 50 mil millones de dólares.
Si bien las asociaciones público-privadas previas en el sector energético fueron criticadas por beneficiar desproporcionadamente a las empresas privadas sin ofrecer rendimientos justos para el público, el gobierno ahora busca revisar estos acuerdos. La ministra de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, subrayó la importancia de mantener la participación privada, pero con asociaciones más equilibradas. «Es esencial que revisemos las reglas de las asociaciones público-privadas para garantizar resultados justos para ambos sectores», afirmó.
Empresas estatales como Pemex, que se beneficiaron de alivios fiscales y inyecciones de capital bajo el mandato del predecesor de Sheinbaum, también jugarán un papel en la transición. Sin embargo, la falta de inversión en la infraestructura energética de México—especialmente en transmisión y distribución—ha intensificado la necesidad de la participación del sector privado.
El giro de México hacia la energía renovable ocurre en un momento en que la atención global hacia el cambio climático se intensifica. Bárcena hizo un llamado para una mayor cooperación con EE.UU. y Canadá, un movimiento que refleja tendencias internacionales. Según Bloomberg, la capacidad de México para atraer inversionistas privados será crucial para lograr sus objetivos de energía limpia en medio de las crecientes presiones económicas.