La nueva presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, está preparando un importante plan para incrementar la participación del sector privado en el sector energético del país. Reconociendo que el gobierno no cuenta con los recursos necesarios para expandir el uso de energías renovables y abordar los problemas de distribución eléctrica, un alto funcionario de su gabinete confirmó la necesidad de capital privado para cubrir esta carencia.
El Ministro de Economía, Marcelo Ebrard, anunció que Sheinbaum presentará su visión sobre la inversión privada el 15 de octubre en un foro que contará con la presencia de importantes líderes empresariales de Estados Unidos y México. Este plan es crucial, ya que la infraestructura energética de México, particularmente en las regiones del norte, requiere una actualización sustancial para satisfacer la creciente demanda de energía, especialmente de energía limpia. «Necesitamos generar energía limpia como nunca antes en la historia de México», afirmó Ebrard, destacando la dependencia del gobierno en el capital privado para lograr estos objetivos.
La administración de Sheinbaum ha establecido una ambiciosa meta de generar el 45% de la energía de México a partir de fuentes renovables para el año 2030. Sin embargo, los analistas han expresado preocupaciones sobre la viabilidad de este plan, que podría requerir inversiones de hasta 50 mil millones de dólares.
La comunidad empresarial de México se muestra cautelosamente optimista respecto a la nueva administración, especialmente después de las señales mixtas del gobierno anterior bajo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los inversores ahora observan de cerca cómo Sheinbaum manejará el equilibrio entre políticas populistas y pragmatismo económico.
Ebrard subrayó la importancia de fortalecer las relaciones con los líderes empresariales, en particular en Estados Unidos, y reducir la dependencia de las importaciones asiáticas. Al profundizar los lazos económicos con socios de América del Norte y Europa, México busca apoyar sus sectores energético e industrial, evitando al mismo tiempo conflictos comerciales.
El futuro de la política energética de México es crucial no solo para su desarrollo económico, sino también para su papel en el comercio global, ya que el país navega en sus relaciones tanto con sus vecinos del norte como con mercados internacionales clave.