El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, ha anunciado una reducción significativa en el impuesto ‘Impuesto PAÍS’ sobre las importaciones, señalando un cambio importante en la política económica del país. A partir del lunes 2 de septiembre, el impuesto a las importaciones se reducirá del 17,5% al 7,5%. Sin embargo, esta reducción no se aplicará a la compra de dólares para ahorro ni a los gastos en turismo en el extranjero.
El anuncio de Caputo se realizó a través de su cuenta en redes sociales, donde declaró que la reducción era una «promesa cumplida». La decisión contradice la reciente especulación sobre un posible retraso en la reducción del impuesto, reafirmando el compromiso del gobierno de aliviar la carga sobre los importadores.
Esta medida se considera un esfuerzo estratégico para impulsar el comercio y reducir los costos para las empresas que dependen de bienes y fletes importados. Se espera que la reducción del impuesto proporcione alivio a las industrias que enfrentan altos costos, potencialmente revitalizando la actividad económica en sectores clave.
Sin embargo, el recorte del impuesto tiene importantes implicaciones para los ingresos del gobierno. El ‘Impuesto PAÍS’ ha sido una fuente sustancial de ingresos, generando 4,2 billones de pesos en los primeros siete meses de este año. Según estimaciones del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la reducción podría costarle al gobierno entre 730 mil millones y 1 billón de pesos para fin de año, lo que equivale al 0,13% al 0,18% del PIB.
A pesar de la esperada caída en los ingresos, Caputo aseguró que el impacto fiscal se mitigará con el aumento en la recaudación del impuesto a las ganancias, manteniendo equilibrado el presupuesto del gobierno. El anuncio también se alinea con el plan del presidente Javier Milei de eliminar completamente el impuesto para 2025, como se detalla en la próxima propuesta de presupuesto.
A corto plazo, se espera que la reducción del ‘Impuesto PAÍS’ proporcione un impulso necesario a la economía de Argentina al reducir los costos de importación, aunque las implicaciones fiscales a largo plazo se seguirán de cerca.