En un movimiento destinado a abordar la desigualdad de riqueza global, las naciones del G20 se han comprometido a mejorar la tributación de los ultrarricos. Este acuerdo, alcanzado el jueves y que se publicará formalmente el viernes, marca un paso significativo para equilibrar la soberanía fiscal nacional con la cooperación internacional en la evasión de impuestos.
Brasil, que actualmente preside el G20, lideró esta iniciativa. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha defendido durante mucho tiempo la reforma del impuesto sobre la riqueza, logró incluir el llamado «impuesto a los multimillonarios» en la agenda. La declaración enfatiza un enfoque colaborativo respetando la soberanía fiscal de cada país. Sugiere mejorar las prácticas fiscales mediante el intercambio de mejores prácticas y el desarrollo de mecanismos contra la evasión.
La declaración insinúa una estrategia más amplia que podría involucrar la aportación académica y el apoyo de organizaciones internacionales como la OCDE y la ONU. Brasil ha propuesto un impuesto del 2% sobre las fortunas que superen los mil millones de dólares, lo que podría generar potencialmente 250 mil millones de dólares anuales de aproximadamente 3,000 individuos.
El Ministro de Finanzas, Fernando Haddad, destacó la importancia de involucrar a expertos y organizaciones globales para perfeccionar este enfoque. Sin embargo, algunos miembros del G20 han expresado cautela sobre la viabilidad de este ambicioso plan. El Comisionado Económico Europeo, Paolo Gentiloni, reconoció los desafíos significativos que se avecinan, enfatizando que el enfoque inicial sería mejorar el intercambio internacional de información.
La Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, apoyó el espíritu de la iniciativa, pero se mostró cautelosa ante la perspectiva de una nueva política fiscal global. Reiteró que, aunque la tributación progresiva es beneficiosa, coordinar una política fiscal global podría ser problemático. Yellen enfatizó que los países deberían centrarse en asegurar que sus propios sistemas fiscales sean justos y progresivos.
La propuesta del impuesto a los multimillonarios apunta a algunas de las personas más ricas del mundo, incluidos Elon Musk, Jeff Bezos y Bernard Arnault. Con el 1% más rico habiendo acumulado 42 billones de dólares en nueva riqueza en la última década, la brecha entre los ricos y los menos afortunados se ha ampliado significativamente, según Oxfam. Esta disparidad subraya la necesidad de mecanismos de distribución de la riqueza más efectivos.
La nueva declaración del G20 es un paso crucial para abordar estos problemas, aunque su éxito dependerá de superar considerables desafíos de implementación.