Brasil apunta a establecerse como un actor importante en la industria de tierras raras, impulsado por la creciente demanda global de estos metales en aplicaciones de energía verde y defensa. Este impulso se produce en un momento en que las economías occidentales buscan diversificar sus cadenas de suministro y reducir la dependencia de China, que actualmente domina el mercado de tierras raras.
Ventajas estratégicas
Brasil cuenta con varias ventajas en este esfuerzo, incluidos bajos costos laborales, recursos de energía limpia, marcos regulatorios establecidos y proximidad a los mercados finales. El país alberga la primera planta de imanes de América Latina, lo que proporciona un mercado listo para las tierras raras producidas en el país.
Desafíos y dinámica del mercado
A pesar de estas fortalezas, Brasil enfrenta obstáculos considerables. Los bajos precios de las tierras raras, los desafíos técnicos y los prestamistas cautelosos presentan obstáculos importantes. Los precios de las tierras raras se han desplomado un 70% en los últimos dos años, lo que complica los esfuerzos por conseguir financiación para proyectos de minería y procesamiento.
Potencial de la industria
Brasil posee las terceras reservas de tierras raras más grandes del mundo y su primera mina de tierras raras, Serra Verde, comenzó su producción comercial este año. Dado que se espera que la producción aumente hasta 5.000 toneladas, duplicándose para 2030, los expertos de la industria son optimistas sobre el potencial de Brasil. Los incentivos de los gobiernos occidentales también están acelerando el desarrollo de la industria mundial de refinación y procesamiento de tierras raras.
«Brasil como fuente potencial de tierras raras es una propuesta muy interesante porque se han realizado algunos descubrimientos muy significativos en los últimos años», dijo Daniel Morgan del banco de inversión Barrenjoey.
Ambiciones de la cadena de suministro global
Estados Unidos y sus aliados, que dependen en gran medida de China para las tierras raras, pretenden establecer una cadena de suministro independiente para 2027. China produjo 240.000 toneladas métricas de tierras raras el año pasado, procesando el 90% del suministro mundial en componentes esenciales para turbinas eólicas, eléctricas. vehículos y sistemas de defensa.
Para países como Brasil, el progreso es gradual. Serra Verde tardó 15 años en llegar a producción. Los analistas predicen que Brasil podría tener dos o tres minas adicionales de tierras raras para 2030, superando potencialmente la producción actual de Australia.
Iniciativas gubernamentales y del sector privado
El gobierno brasileño está apoyando activamente a la industria y en febrero lanzó un fondo de mil millones de reales (194,53 millones de dólares) para proyectos de minerales estratégicos. El gobierno pretende construir una industria nacional para transformar minerales de tierras raras en aleaciones para baterías, turbinas eólicas y motores eléctricos.
Brasil también está explorando tecnologías de reciclaje de tierras raras y ha iniciado conversaciones con empresas como la australiana Ionic Rare Earths, que colabora con el desarrollador brasileño Viridis Mining and Minerals.
Panorama
Si bien los bajos costos operativos de Brasil ofrecen una ventaja competitiva, las complejidades técnicas de la producción de tierras raras siguen siendo un desafío importante. El país está construyendo una fábrica de imanes que comenzará a funcionar a finales de este año, lo que indica su compromiso de desarrollar la infraestructura necesaria.
«Nuestro objetivo es ser un desarrollador, un multiplicador de esta tecnología», afirmó Flavio Roscoe, presidente de la Federación de Industrias del estado de Minas Gerais.
A medida que Brasil enfrente estos desafíos, su progreso servirá como un indicador crítico de la capacidad de Occidente para construir una industria nueva y avanzada de tierras raras y reducir la dependencia de China.