Colombia ha comenzado a aumentar significativamente los impuestos sobre las bebidas azucaradas y los productos manufacturados, en respuesta a la creciente tasa de obesidad del país.
El nuevo impuesto aprobado por el Congreso a finales de 2022 y aprobado por la Corte Constitucional a pesar de varias impugnaciones legales a su respuesta, está previsto que aumente del 10 al 15 por ciento en 2024 al 20 por ciento en 2025.
Entre los productos cubiertos por este aumento se encuentran los productos ricos en sales o grasas procesadas y refrescos, que son atribuibles a un aumento en el número de diabetes y al aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según «francés», unas 286 mil personas están involucradas en la fabricación de productos azucarados en Colombia, y un gran número de líderes empresariales del sector han apelado esta decisión ante la Corte.
Este año, sin embargo, el Tribunal Constitucional afirmó que el impuesto «no viola los principios de igualdad, libertad económica y libre mercado». En 2015, alrededor del 56% de los adultos colombianos de 18 a 64 años tenían sobrepeso, según cifras oficiales.
Otros Estados como México, el Ecuador y el Perú ya han aumentado los impuestos sobre las bebidas ricas en azúcar como parte de su política de salud.