Ninguno estaba dispuesto a revelar detalles de sus propuestas para 2024, especialmente en relación con cuestiones monetarias, financieras y de intercambio que, de conocerse, podrían debilitar la fuerza del instrumento y/o crear arbitrariedad.
Gran parte del debate económico argentino gira en torno a posibles medidas que pueden ser utilizadas a partir de fin de año, las cuales se suelen definir con cierta precisión, especialmente en asuntos monetarios, cambiarios y financieros de los que nadie quiere hablar. Detección. Se sabe que crea comportamientos y/o arbitrariedades que afectan la fuerza de la herramienta.
Quizás deberíamos dedicar más tiempo a analizar los principios y herramientas utilizados en este momento de cambio, y lo que hemos observado en los últimos años (No solo en la Administración Sergio Masaolkin al menos aprender de los que no han funcionado bien (los últimos ocho años, o mejor que los últimos 80) y evaluar lo que una vez se ha estabilizado y crecido aquí y en otras partes del mundo.
No se trata solo de Argentina y de la historia económica comparativa, pero no volvamos al 2024 con políticas y herramientas que empeoran el presente y hacen más difícil encontrar un camino sin traumas a través del agujero de gusano al que habitualmente llegamos.
El desempeño del país difiere del de la mayoría de los países en desarrollo por razones que podrían explicar el fracaso de cualquiera que desee tomar un curso similar. Argentina es una economía cerrada que comenzó a aislarse en la década de 1930 y se fortaleció a través del aislamiento político durante y después de la Segunda Guerra Mundial en un intento de distinguirse de Occidente.